Ansiedad

Todo el mundo en algún momento de su vida ha lidiado con la ansiedad, situaciones como presentar un trabajo en público o incluso asistir a algún tipo de evento social pueden formar parte de un cuadro leve de ansiedad, que podría producir un efecto positivo en nuestro comportamiento, por ejemplo, ayuda a que la persona este en alerta y preparada para enfrentarse a una situación que pueda considerar amenazante. Si esta situación se prolonga en el tiempo, surge de manera desproporcionada, o afecta a nuestro funcionamiento normal, en este caso ya se podría encuadrar dentro de un trastorno de ansiedad.

  Podríamos definir la ansiedad como un estado emocional estresante que viene a provocar un estado de nerviosismo y desasosiego. Esta reacción no tiene que estar vinculada al inicio de una situación que consideremos amenazante, puede tener carácter anticipatorio; tampoco es requisito indispensable que la amenaza sea real. Por último, esta puede persistir incluso después de la desaparición de la amenaza que inició la reacción.

De manera muy habitual, la ansiedad viene acompañada de cambios físicos y conductuales que de alguna manera comparten rasgos con los provocados por el miedo.

Conviene resaltar que la ansiedad tiene un carácter adaptativo, es beneficiosa en diversas situaciones, como por ejemplo aquellas que conlleven algún tipo de peligro; sin embargo, cuando esas sensaciones superan un nivel, es decir, cuando sus reacciones son desproporcionadas e interfieren en el normal funcionamiento del individuo o una angustia excesiva, podríamos encuadrarlo dentro de un trastorno de ansiedad.