Complejo de Edipo

Freud, la esfinge y el complejo de Edipo

El tiempo no ha tratado correctamente a muchos mitos, a veces el síndrome tapa la historia, que es justo lo que ha sucedido con el complejo de Edipo. Freud alguien con una historia apasionante y una necesidad obsesiva por aparentar rigor a sus teorías, le hizo un flaco favor, hoy trataremos de hacer justicia con Edipo.

El enigma de la esfinge

La historia de Edipo comienza en la ciudad de Tebas sitiada por una monstruosa esfinge y con Edipo en el traje de un héroe.

La esfinge proponía a todo aquel que quisiera abandonar -o entrar- en Tebas un acertijo, bajo pena de muerte si se erraba en el intento. Atemorizado el rey de Tebas promete a aquel que derrote al monstruo su reino, y de paso a su hermana Yocasta.

«¿Cuál es el ser que con una sola voz tiene cuatro patas, dos patas y tres patas?»

Concretamente esta fue la adivinanza propuesta a nuestro héroe Edipo, que no sin mucho pensar, respondía que era el hombre. Al nacer gatea, en su juventud camina y al llegar a la vejez tiene que apoyarse en un bastón.

Yocasta y Tebas fueron la recompensa de Edipo, cuando al acertar la respuesta la monstruosa esfinge se desvaneció ante sus ojos.

Hasta aquí la buena suerte de Edipo, a pesar de ser un fantástico gobernante. La sabiduría que mostró Edipo a nivel cultural, contrastaba con el desconocimiento de su propio pasado. Edipo tubo cuatro hijos con Yocasta y una vida tranquila hasta que la tragedia volvió a asolar Tebas.

Tebas fue maldecida por los dioses, los frutos se secaban antes de madurar y los niños así como las crías de los animales morían en el útero de sus madres. Al consultar con el oráculo el motivo del castigo de los dioses, este respondió con otro enigma.

Los males venían porque entre ellos vivía el asesino de Layo

Para interpretar este enigma, -los oráculos siempre tan claros- Edipo llamo al adivino Tiresias, y todo de repente cobro sentido.

Edipo fue abandonado por los reyes de Tebas Layo y Yocasta, después de una profecía que decía que el hijo de estos mataría a Layo. El criado enviado por Layo a matar a su primogénito no tubo valor así que se lo confío a unos pastores, que a su vez lo entregaron a los reyes de Corinto que lo criaron.

Más tarde cuando Edipo abandono Corinto para buscar a sus padres, en el camino mantuvo una disputa con un anciano y su criado. Ese anciano era Layo huyendo de la Esfinge, y en la reyerta quedo muerto a manos de Edipo, lo que hizo cumplir la profecía.

Lo más horroroso de toda la historia, era que Yocasta -con quien Edipo había tenido cuatro hijos- era su madre, y el incesto, el motivo por el que los dioses castigaban Tebas.

Tras la trágica historia de Edipo que abandono Tebas como un mendigo, repudiado incluso por sus propios hijos, vino Freud a reinterpretarlo.

El complejo de Edipo

Freud vino a definir el complejo de Edipo como el deseo de tener una relación incestuosa con el progenitor del sexo opuesto, incluso para el caso femenino -algo más tarde- describió el complejo de Electra.

Lo cierto, es que «la fase fálica» de Freud nos cuenta algo un poco más complejo. El niño no sólo tiene sentimientos amorosos hacia un progenitor, sino que tiene sentimientos hostiles hacía la otra parte de la pareja. Esta fase, que además es figura central dentro del psicoanálisis de Freud, sucede entre los 3 y los años.

Siguiendo a Freud además esta fase no es mala per se, el niño debe irla superándola progresivamente y no debe ser reprimida.

Justo si es reprimida o no se supera con éxito comienzan los problemas, ya que el niño quedaría atrapado en esta etapa, produciendo numerosos distorsiones -de carácter socioafectivo- en su edad adulta.

Lo curioso de este complejo, es que como hemos contado antes, Freud tan sólo eligió un nombre capaz de darle empaque a su teoría. Edipo no estaba enamorado de su madre Yocasta, es justo al contrarío, su sentimiento de culpa le arrastraría toda su vida.

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