Gustave Flaubert en 1857 creo un personaje literario que ha quedado en el imaginario popular dando lugar al síndrome de Madame Bovary.
Emma Bovary se encuentra casada con un médico que literalmente la adora, sin embargo, ella no lo corresponde. El argumento no sería excepcional, de hecho muchos matrimonios de aquel tiempo eran concertados.
Emma tiene una enorme afición por las novelas románticas de la época, y esta es, al menos en parte, una de las razones por las que no corresponde a su marido. Y es que, Madame Bovary busca obsesivamente relaciones apasionadas como las que encuentra en sus libros, algo que comparado con su realidad, provoca una suerte de depresión.
A lo largo de la historia Emma será seducida por dos personajes, un joven estudiante y un Don Juan llamado Rodolphe. El denominador común de ambas relaciones es la actitud celosa, posesiva y altamente dependiente de Madame Bovary, que por cierto, termina suicidándose al sentirse abandonada por uno de sus amantes.
Bovarismo o síndrome de Madame Bovary
En 1892 el filósofo Jules de Gaultier sentaría las bases del Bovarismo en un ensayo basado en esta obra. Gaultier definiría este nuevo síndrome como «una insatisfacción crónica afectiva».
Dicho de otra manera, la búsqueda de ese amor ideal -más bien idealizado- choca con una realidad mucho menos «literaria».
Las personas que tienen este síndrome son adictas al romance, simplemente no saben estar solas, viven en la búsqueda constante de ese caballero de corcel blanco capaz de volver su vida del revés.
Además estás personas tienen predilección por los amores imposibles, a poder ser, que encajen en una película romántica. Lo más curioso, es que al no saber estar solas, suelen ser infieles, ya que, no abandonaran a una pareja sin tener otra.
Sin embargo, no importa las relaciones que tengan, nunca estarán satisfechas, ya que buscan, un romance de novela romántica y no una relación real. Por otro lado, cuando están junto a un nuevo amor, suelen mimetizarse, tanto en la forma de vestirse, pensar , gustos o aficiones, viven además obsesionados con que la otra persona les abandone.
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