Hay que reconocer que la psicología ha encontrado una gran fuente de inspiración en la mitología griega, el complejo de Aquiles es otro ejemplo más. Sin ánimo de avanzar nada, no tiene nada que ver son su talón.
Homero nos presenta a Aquiles en la Ilíada, su figura esta altamente ligada a su papel en la guerra de Troya, aunque su historia, comienza mucho antes.
Aquiles era hijo de un rey mortal y de una ninfa Tetis. Zeus y Poseidón se disputaron la mano de Tetis, hasta que una profecía se cruzo en su camino. La profecía decía que el hijo de Tetis sería más grande que su padre, así que, ambos dioses olímpicos, se retiraron de la competición.
Sería en su lugar Peleo rey de los mirmidones al norte de Tesalia, quien finalmente conquisto a la ninfa, y juntos engendraron a Aquiles. Al nacer, su madre Tetis intento hacerlo inmortal, para ello lo sumergió en la laguna Estigia, olvidando por azar, mojar el talón por el que sujetaba al recién nacido.
Criado como un héroe ,vino a morir como tal cuando una flecha envenenada, atravesó la única parte de su cuerpo vulnerable, el talón por el que le sujetaba Tetis mientras sumergía el resto de su cuerpo.
De esta historia viene la expresión de «talón de Aquiles», refiriéndose a nuestra debilidad más oculta, esto si que tiene relación con el complejo.
El complejo de Aquiles
El complejo de Aquiles hace referencia al intento que hace quien lo padece, por ocultar su debilidad aparentando invulnerabilidad.
Este deseo tan profundo por aparentar para ocultar nuestros miedos, hace que quienes lo padecen, tengan problemas de autoestima, que no son fácilmente visibles, ansiedad y a veces, otro tipo de desordenes importantes.
Conocer nuestros límites o mostrar nuestras carencias no nos hace más frágiles, sólo conociéndolas podemos trabajar para fortalecernos, todo ello, sin contar con el gran esfuerzo mental, que conlleva vivir en una permanente mentira.
Si crees que tienes alguno de estos síntomas, siempre es importante consultar con un profesional de la psicología.
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