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Síndrome de Medea

Hoy vamos a hablar de el Síndrome de Medea, cultura clásica y misticismo en una gran epopeya. Una gran historia, eso sí, con un trágico final.

Jasón y los Argonautas es una de las epopeyas más grandes jamás contadas. En ella se relata la búsqueda del vellocino de oro por parte de nuestro héroe, requisito fundamental para ser readmitido en su patria.

Medea es sin duda un personaje fundamental, mitad hechicera y mitad mujer despechada, ayuda a cumplir los objetivos planteados para Jasón, y tras finalizar la epopeya se casa con nuestro heróe.

Sin embargo, la historia de Medea cuenta con un reverso tenebroso, justo cuando se supone que llegaría el famoso descanso del héroe, y tras haber formado una familia con Medea hijos incluidos, Jasón decide repudiarla y pedir la mano de Creusa.

Humillada y celosa por la perdida de su marido a manos de la hija del rey de Corinto, los peores instintos de Medea salen a la superficie.

El mito y el síndrome de Medea

Es en este momento, cuando cegada antepone la venganza a su marido a sus propios hijos, sacrificándolos.

Existen de dos racionalizaciones de la actitud de Medea.

La primera dice que intento cortar toda tipo de vinculo con Jason en un ataque de locura. La segunda sugiere que simplemente buscaba hacer el mayor daño posible.

A día de hoy y basándose en el mito, se habla del síndrome de Medea cuando un progenitor se propone hacer daño a su progenie. El daño puede ser físico o fisiológico, lo importante es el motivo, castiga un comportamiento del otro progenitor que considera injusto.

Este síndrome tiene la particularidad de que no tiene genero, es decir, puede ser ejercido por ambos progenitores. Lo importante, es la función de este daño a sus hijos, una suerte de castigo al progenitor.