complejo de Aquiles

El complejo de Aquiles: Un talón, una flecha y un complejo.

Hay que reconocer que la psicología ha encontrado una gran fuente de inspiración en la mitología griega, el complejo de Aquiles es otro ejemplo más. Sin ánimo de avanzar nada, no tiene nada que ver son su talón.

Homero nos presenta a Aquiles en la Ilíada, su figura esta altamente ligada a su papel en la guerra de Troya, aunque su historia, comienza mucho antes.

Aquiles era hijo de un rey mortal y de una ninfa Tetis. Zeus y Poseidón se disputaron la mano de Tetis, hasta que una profecía se cruzo en su camino. La profecía decía que el hijo de Tetis sería más grande que su padre, así que, ambos dioses olímpicos, se retiraron de la competición.

Sería en su lugar Peleo rey de los mirmidones al norte de Tesalia, quien finalmente conquisto a la ninfa, y juntos engendraron a Aquiles. Al nacer, su madre Tetis intento hacerlo inmortal, para ello lo sumergió en la laguna Estigia, olvidando por azar, mojar el talón por el que sujetaba al recién nacido.

Criado como un héroe ,vino a morir como tal cuando una flecha envenenada, atravesó la única parte de su cuerpo vulnerable, el talón por el que le sujetaba Tetis mientras sumergía el resto de su cuerpo.

De esta historia viene la expresión de «talón de Aquiles», refiriéndose a nuestra debilidad más oculta, esto si que tiene relación con el complejo.

El complejo de Aquiles

El complejo de Aquiles hace referencia al intento que hace quien lo padece, por ocultar su debilidad aparentando invulnerabilidad.

Este deseo tan profundo por aparentar para ocultar nuestros miedos, hace que quienes lo padecen, tengan problemas de autoestima, que no son fácilmente visibles, ansiedad y a veces, otro tipo de desordenes importantes.

Conocer nuestros límites o mostrar nuestras carencias no nos hace más frágiles, sólo conociéndolas podemos trabajar para fortalecernos, todo ello, sin contar con el gran esfuerzo mental, que conlleva vivir en una permanente mentira.

Si crees que tienes alguno de estos síntomas, siempre es importante consultar con un profesional de la psicología.

titan cronos

El Síndrome de Cronos o la soledad de la cima del mundo

Uno de los cuadros que siempre me han llamado la atención cuando visito el museo del prado, es de Francisco de Goya. En él se representa a un hombre de gran tamaño devorando a su hijo, el nombre de este titán mitológico, es Saturno para los romanos, o Cronos para los griegos.

Cronos era el hijo del cielo y la tierra -Urano y Gea-, un titán que acabo siendo el primer gran gobernante al destronar a todos sus hermanos.

Según la mitología griega Cronos se caso con su hermana Rea, aunque lo más curioso de esta historia, se encuentra en su prole. Cronos era conocedor de una profecía que decía que uno de sus hijos conseguiría destronarlo, así que, uno por uno, devoraba a todos los hijos que tenía con Rea.

Rea cansada de que devoraran a sus hijos trazo un plan, se marcho a la isla de Creta para dar a luz a su último hijo, Zeus, pero no lo entrego a Cronos, en su lugar, le dio una piedra envuelta en pañales.

Y así, años más tarde Zeus cumpliría la profecía, destruiría a Cronos mandándolo en mil pedazos a lo más profundo del tártaro, liberando así a sus hermanos.

Ese fue el nacimiento de los dioses olímpicos, que se repartieron el mundo Poseidón el mar, Hades el inframundo y Zeus por encima de todos.

El impresionante cuadro de Goya en el prado, es una imagen perfecta de Cronos, viejo, cansado, sumido en su propia locura tratando de ganar una batalla implacable al tiempo.

El Síndrome de Cronos

El síndrome de Cronos utilizando una analogía con el titán, nos habla de ese miedo patológico que tiene quien lo sufre, al sentir amenazada su posición de poder, evitando promover a sus subalternos por temor a que lo desplacen.

La parte más curiosa de este síndrome es la referente a la expresión emocional, que trata de ser controlada al exceso, con el objetivo de no mostrar debilidad alguna.

El estrés producido por la situación, termina por generar graves perjuicios para quien lo sufre, terminando muy frecuentemente en ataques de ansiedad.

En cualquier caso, las situaciones que tenemos en nuestro trabajo, pueden llegar a afectarnos en nuestra vida personal, iniciando un ciclo audestructivo.

Por eso, es muy recomendable consultar con un psicólogo cuando creas que tienes estos síntomas.

Pandora abriendo la caja

El efecto pandora

Zeus enfadado con Prometeo por haber dado el fuego a los humanos, decidió enviar a los hombres un regalo envenenado. El efecto pandora aún perdura entre nosotros, aunque es distinto de lo que piensas. Como todas las historias, es mejor empezar por el principio.

El inicio del mito es un engaño, los humanos consultan a Prometeo sobre un sacrificio, un sacrificio para Zeus.

¿Qué parte del buey debían entregar en sacrificio y cual comer?, la pregunta no era fácil de responder y Prometeo tampoco ayudo demasiado. Básicamente urdió un engaño, indico que se debía separar el animal en dos partes, en la primera estaba toda la carne eso sí, oculta tras el estomago y las vísceras del animal. La segunda, con todos los huesos y despojos, pero cubierta por grasa.

Esperaba Prometeo que Zeus eligiera la apetitosa grasa dejando a los humanos con la carne, algo que sucedió, sin embargo, Zeus castigo a los humanos por ello. Enfadado por el engaño del titán y por como los humanos le habían seguido el juego a Prometeo, Zeus retiro el fuego a las personas.

El fuego era la diferencia entre desarrollo y oscuridad, sirve para dar luz, alejar a las bestias, cocinar o simplemente calentarse, de repente, los humanos retrocedieron a una edad oscura.

Prometeo en su posición de titán protector de los humanos, no iba a dejar todo así, se coló en el monte Olimpo y robo el fuego, entregándoselo a los humanos.

Zeus enfadado, esta vez presento un castigo más elaborado, nada más y nada menos que crear a la primera mujer, Pandora.

Zeus encargo a Hefeso -el dios artesano- que creara con barro y agua a Pandora, más tarde Afrodita la bendijo con la belleza.

Pandora significa regalo, precisamente por los dones que cada dios le otorgo.

Hermes mensajero de los dioses -y dios del comercio- fue el encargado de llevar a Pandora ante Epimeteo, que quedo enamorado de ella.

Prometeo como protector de los humanos había decidido librarlos de todo sufrimiento, encerrando en una tinaja todos los males. Una vez cerrada la tinaja, le pidió a Epimeteo que jamás abriera aquel recipiente.

Pandora, se entero del recipiente prohibido y debido a su tremenda curiosidad, decidió abrirlo. Todos las enfermedades y males posibles salieron de la caja, aunque esta pudo cerrarla justo antes de que se escapara la esperanza.

El efecto pandora

Y precisamente, de esa capacidad de Pandora de cerrar la tinaja, justo en el momento en el que escapaba la esperanza, viene la expresión:

«La esperanza es lo último que se pierde»

El efecto pandora nos habla de como en la situaciones desesperadas superadas por la ansiedad y el estrés, es la esperanza, la que nos propulsa a encontrar un nuevo camino.

Zeus nos mando como castigo – o bendición- el deseo de saber, algo innato y diferencial del ser humano. Las personas somos curiosas por naturaleza, aunque a veces, esta curiosidad nos ponga en peligro. También, nos habla de la esperanza, esa capacidad tan humana.

Son estas dos dimensiones, curiosidad y esperanza las que empujan nuestra salud mental, creando un mecanismo de superación y bienestar.

Un castigo que al fin es un regalo, si no fuera, por el precio que -según el mito- debimos pagar.

El síndrome de la mano extraña

El síndrome de la mano extraña

Un hombre abotona su propia camisa, nada extraño, salvo que el hombre vuelve su mirada y pregunta en voz alta:

– ¿Pero quien me ha abrochado la camisa?. –

No, no es ciencia ficción, es el síndrome de la mano extraña.

En 1908 un doctor alemán llamado Kurl Goldstein, describió un extraño síntoma común en pacientes, que habían sido sometidos a una comisurotomía.

Muy concretamente, en aquellas operaciones que se realizaban para tratar diversas enfermedades psiquiátricas.

Muchos años más tarde, concretamente en la década de los setenta se amplio el espectro.

Este síntoma lo presentaban pacientes tras ciertas neurocirugías, personas que han sufrido un accidente cardiovascular, infecciones, neoplastias, aneurismas o incluso aquellos que padecen alguna enfermedad neurodegenerativa.

En que consiste el Síndrome de la mano extraña

Como si se tratara de una película de ciencia ficción, el paciente puede sentir tacto en su mano, pero piensa que no es parte de su cuerpo.

Es muy común la sensación de no tener control sobre esa mano, de hecho, puede llegar a entrar en conflicto con la otra mano.

Por suerte, este síndrome no es demasiado corriente, y cuando aparece suelen ser movimientos involuntarios e incontrolables.

Eso sí, siempre aparece esa sensación de extrañeza sobre los movimientos del miembro.

En definitiva es un fenómeno neurocomportamental, que suele venir relacionado con daños al cuerpo calloso.

Una parte fundamental de este síndrome tiene que ver con las condiciones en las que los episodios se vuelven más recurrentes.

Para las personas que tienen este síndrome, el control de la fatiga y la ansiedad se vuelven piezas fundamentales. En situaciones altamente estresantes, se suele desencadenarse el comportamiento, generalmente, con objetos cercanos… como por ejemplo nuestra camisa.

Una razón más para controlar la ansiedad. Es importante en estos casos,- o en cualquier otro en los que la ansiedad este presente-, consultar a un psicólogo especialista en ansiedad .

el mito de sisifo

Sisifemia un nuevo trastorno laboral.

No sabemos con claridad el motivo por el que los dioses enviaron a Tánatos a escoltar a Sísifo hasta el inframundo, pero lo cierto es que tras esto, hay una gran aventura.

Sísifo fue el fundador de Corintio, y era muy conocido por su limpieza, cuando Tánatos fue enviado a recogerlo -por orden de Zeus o Hades algo que no esta claro en este mito- consigue engañarlo -es decir a la mismísima muerte- poniéndole una suerte de grilletes.

Así que, como consecuencia y hasta la operación de salvamento ejecutada por el mismísimo dios de la guerra Ares, no murió nadie en la tierra, con el rescate, Ares además se llevo a Sísifo y lo puso bajo su mismísima vigilancia en el inframundo.

En una nueva argucia, Sísifo dio instrucciones a su esposa para que a su muerte, no sacrificará animal alguno -como era costumbre-, esto le sirvió para a su llegada al inframundo plantear una queja ante el mismísimo Hades, pidiéndole que le permitiera regresar para castigar a su esposa por su «falta de diligencia» a la hora de cumplir con los ritos.

Una vez de nuevo en Corinto, no se le ocurrió otra cosa que rehusar volver al inframundo y cuenta el mito que murió de anciano en Corinto.

A la vuelta al inframundo esta vez por causas naturales -las muerte esta tan segura de su victoria que nos da una vida de ventaja-, Sísifo fue obligado a cumplir su castigo.

El castigo de Sísifo -descrito en la Odisea- era empujar una piedra por la ladera de una enorme montaña, una vez que estaba cerca de la cima, Sísifo tenía que volver a empezar el trabajo, ya que la piedra rodaba colina abajo repentinamente, así para toda la eternidad.

Usando un símil con el trabajo perpetuo de Sísifo, nos encontramos con un nuevo termino descrito recientemente, la sisifemia.

La sisifemia se refiere a la obsesión, generalmente derivada de la ambición en nuestro puesto de trabajo, que nos instala en el perfeccionismos y en la autoexigencia, con unas consecuencias devastadoras en nuestra salud mental.

El médico José Manuel Vicente, director de la Cátedra de Medicina Evaluadora Pericial de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), lo describe como esa necesidad obsesiva de hacerlo todo bien en nuestro trabajo.

La sisifemia es consecuencia del estado físico derivado de unos objetivos inalcanzables, independientemente de que estos sean puestos por la empresa o por el mismo trabajador.

Aquel que padece este trastorno alarga las horas de trabajo, difícilmente se distancia del mismo y por ejemplo, duerme muy poco por culpa del estrés.

Al no dormir bien, su estado físico y mental no es el adecuado, por tanto, difícilmente puede rendir adecuadamente, completando un circulo autodestructivo, es decir, como Sísifo, se pasa todo el día intentando empujar una pesada roca, que siempre al llegar a la cumbre de la montaña, se desliza ladera abajo para comenzar.

Es importante mantener una relación sana con el trabajo, buscar un equilibrio correcto, cuidar el descanso y sobre todo, conseguir alejarnos mentalmente del mismo al terminar la jornada laboral, con ello, conseguiremos, o al menos paliaremos, muchas de las consecuencias psicológicas del entorno laboral actual, caracterizado por la autoexigencia y altas dosis de estrés.